El 03 de julio de 1955 las mujeres pudieron votar por primera vez en México. A raíz de esta fecha y de manera progresiva se ha buscado garantizar sus derechos políticos y su participación en los puestos de elección popular, sin embargo, esta tarea está aún inconclusa.
Desde 1993, a través de diferentes acciones afirmativas, las reformas electorales han exigido candidaturas para las mujeres. La última reforma político electoral aprobada el año pasado, obligó a los partidos políticos a reservar el 50% de las candidaturas para el Congreso de la Unión y los congresos locales a personas de este género y ha incluido candados para evitar prácticas como la de “las juanitas”, en la que una mujer era elegida pero al tomar posesión del cargo renunciaba en favor de un suplente hombre.
El garantizar por medio de cuotas el acceso de las mujeres a los cargos de representación popular es una acción ampliamente aceptada por las y los mexicanos, así lo refiere la más reciente encuesta nacional en vivienda realizada por Parametría. Ocho de cada diez personas apoyan el que exista una ley que exija igual número de hombres y mujeres en diferentes cargos.